BakPakPlaneta

Incendios Forestales

incendios_

¿Sabías que también hay incendios de subsuelo, que no tienen flamas, sino que se queman como un cigarro?


Entre 1970 y 1990 se perdió el 30% de todos los bosques que existían en México.
Solamente alrededor del 3% de los incendios forestales son naturales. El resto son ocasionados por los humanos.
Tan sólo en la última década se ha quemado la superficie equivalente a 123,000 campos de fútbol.
En el tiempo que dura un partido de fútbol, en España se incendia el equivalente a 20 canchas.
Desde la prehistoria, el fuego ha sido un gran aliado para calentarnos cuando hace frío y para cocinar nuestros alimentos. Pero cuando se sale de control y quema nuestro entorno, se vuelve sumamente dañino.
A pesar de las grandes pérdidas económicas, de recursos o propiedades, sigue habiendo muchísimos casos de incendios ocasionados por descuidos.


Y aunque también hay incendios naturales (ocasionados por rayos o incluso por piedras que chocan y hacen chispa en un lugar árido), éstos rondan un 3% de los incendios forestales, mientras que el 97% restante es por causas humanas: ya sea descuido, negligencia o intencionalmente.


También pueden ser indirectamente ocasionados por los humanos: ya sea por chispa de fricción de un ferrocarril, instalaciones de líneas eléctricas, maniobras de vehículos, maquinaria en áreas forestales, etc.
Aún cuando se trate de una quema agrícola intencional, hay que tener mucho cuidado y tener informadas a las autoridades para estar al pendiente, ya que en México se estima que entre de un 50% y un 80% de los incendios forestales tienen su origen en este tipo de quemas intencionales que se salen de control o se hacen descuidadamente.
Un incendio afecta no solamente al árbol que se quema. Afecta a los animales de los cuales era refugio, alimento y hogar. Si sobreviven, cambiarán sus hábitos, sus vidas. En toda la zona quemada se causa desertización, el suelo pierde sus nutrientes y se erosiona. Un incendio afecta a los paseantes que disfrutaban de hacer visitas, o de ver desde lo lejos si el paisaje, y afecta más a las personas que vivían en o de ese bosque.


Para que un bosque quemado pueda sanar, se necesitan al menos unos 120 años, para que el suelo se recupere y los árboles alcancen una altura considerable.
El humo de un incendio no sólo perjudica la salud de los humanos y animales en general, también reduce significativamente la fotosíntesis de las plantas, además de que la combustión masiva causa grandes emisiones de gases de efecto invernadero.
La montaña nos da maravillas para todos nuestros sentidos: disfrutar el suave olor de la vegetación, observar los majestuosos paisajes, sentir el aire fresco, escuchar el viento entre los árboles o los cantos de las aves, entre muchas otras cosas.
Y al igual que en otras situaciones de la vida, a veces la disfrutamos sin pensar en lo que damos a cambio. Recibimos maravillas, entonces hay que dar cuidado y protección, no riesgo y basura.


¿Cómo son?


No solamente existen los incendios de grandes llamas que cubren las copas de los árboles o la hojarasca sobre el suelo.
En el caso de un incendio de subsuelo, el fuego avanza por las raíces y la materia orgánica que hay en ese nivel. Se van quemando despacio sin llegar a crear flama (o solo muy poca) y se propaga el fuego sin ser visto.


Este tipo de incendios son especialmente dañinos, pues destruyen el medio en el que nacería la vegetación.
Así, los tres tipos de incendio se basan en el nivel de las llamas: de subsuelo, de la superficie del suelo y de las copas.
El fuego que quema la hojarasca es parte natural de los ciclos de algunos (y solo algunos) ecosistemas, en los que incluso algunas semillas necesitan del calor del fuego para poder germinar.
Sin embargo, estas quemas que se dan naturalmente nunca llegan al subsuelo o a las copas de los árboles. Se limitan a impedir que acumule una gran cantidad de material inflamable, pues si la llega a haber, en cualquier descuido se podría convertir en un incendio.
La intensidad y la velocidad con la que se extiendan o la forma de propagación que puedan tener las llamas de un incendio dependen de varios factores.
Viento: la intensidad y dirección del viento son determinantes en la propagación del fuego. No solo avivan y extienden las llamas, sino que también pueden transportar brasas que luego quemen otras zonas.
Inclinación del terreno: en donde hay un cierto nivel de inclinación, el fuego se propaga más rápidamente. Esto porque el calor tiende a subir y el fuego se encuentra con que en la parte de arriba hay más material inflamable. Además, si un objeto en llamas cae rodando por una pendiente, irá extendiendo el fuego también hacia abajo.
Materia que se quema, combustible.
Dependiendo del tipo de vegetación que se tenga, el fuego puede cobrar más fuerza o perderla. Por ejemplo, los pinos tienen resinas que facilitan la combustión.
También, una gran acumulación de material seco (hojas, ramas) en el suelo, puede favorecer a las llamas.
¿Qué hacer?
En caso de que al hacer salidas a campo, percibas humo o veas brasas o llamas, lo primero es dar aviso a las autoridades y personas cercanas.
Para esto, trata de recabar toda la información posible: localizar el foco del fuego, un aproximado de la extensión que tiene, hacia dónde van las llamas, etcétera.
Es importante no ponerse en riesgo y no tratar de apagarlo por ti mismo. Primero es avisar al guardaparques y/o bomberos, y ya luego podría unirse al equipo de rescate bajo las instrucciones de los expertos.
Hay que tratar de alejarse de la zona de fuego por las zonas más abiertas, con menos vegetación, y en dirección contraria al viento. También, evitar meterse en barrancos, pues las llamas podrían rodearte.


LO MÁS IMPORTANTE ES LA PREVENCIÓN:

  • La gran mayoría de los lamentables incendios pudieron haberse evitado fácilmente. Aunque son cuestiones básicas, que podrían y deberían hacerse “por default”, muchas veces se pasan por alto las medidas de prevención.
  • No hacer fuego. O hacerlo solo en áreas explícitamente permitidas, como los asadores, y asegurarse de apagarlo totalmente.
  • Utiliza las estufillas portátiles específicamente hechas para camping cuando requieras calentar alimentos.
  • Contar con un buen sleeping bag que te proteja del frío, no utilizar calefactores o estufas adentro de la tienda de campaña.
  • Vestirte de acuerdo a la ocasión: Si vas a una montaña va a estar más fresco que en la ciudad, especialmente en la noche. Lleva ropa suficientemente abrigadora, y medidas como doble calcetín si deseas. El caso es que no dependas de una fogata.
  • Si se usan cerillos, apagarlos bien y tirarlos en tu bolsa de basura, no en el monte. Si se usa encendedor u otros inflamables, transportarlos juntos en un compartimento seguro.
  • No fumar. Es lo mejor para tu salud, para la de quienes te rodean, y para el entorno en general. En caso de hacerlo, apagarlos concientemente en la suela de tu zapato y tirarlos en tu bolsa de basura, NO tirar las colillas.
  • No dejar botellas u otros objetos de vidrio que puedan hacer el efecto de lupa (de hecho, no dejar nada de residuos).
  • Cuidando los bosques, nos aseguramos de poder disfrutarlos mejor. Cuidar las montañas que tanto te gusta ver y visitar, no solo está en tus manos: es tu responsabilidad.